viernes, 30 de enero de 2009

los que nos espera............



La seguridad social.


En el país existen más de 400 planes de previsiones diferentes solo en el sector público, todos en contando con el dinero del fisco nacional. Existen odiosos privilegios para algunos pensionados que reciben montos que nada tienen que ver con la labor desempeñada, y esta la otra cara de la moneda que son los ciudadanos que deben cumplir tediosos procesos para solo lograr un monto mínimo al momento del cobro de su pensión.

Nuestro sistema de seguridad social se caracteriza por el desorden y la anarquía lo cual genera costos inmensos que a la larga debe ser cubiertos por toda la sociedad. Cuando un organismo público jubila a uno de sus trabajadores con solo cuarenta años de edad, se esta obligando con el, a mantenerlo por un tiempo promedio de treinta y ocho años, dada la expectativa de vida actual. En épocas pasadas, las jubilaciones tempranas eran usadas como modo de reestructuración de algunos organismos, causando en estas un gran daño a los presupuestos futuros o al fisco nacional. Esto traía en el futuro inmediato enormes dificultades para los planes que necesitaban realizar esos entes.

A demás de eso, como en el país la inflación es una constante negativa, toda inversión que se realice esta condenada a sufrir una depreciación que en ocasiones supera las expectativas y cálculos.






Otro elemento que afecta enormemente el sistema de previsión es la disminución del número de cotizantes. En la década de los 80 el promedio de pensionados era de 2 por cada 3 cotizantes. Para el año 99 paso a 4 por cada 5 cotizantes. Esto golpea duramente las aportaciones al fondo de seguridad social, abriendo así más la brecha entre los beneficios que se obtienen como pensionados y las expectativas reales.

Cuando el sistema de pensiones tenía una relación de 10 a 1, el excedente debió ser invertido para crear una base económica sólida con reservas que soportaran las debilidades del sistema. Pero no fue así, fruto de las malas inversiones y la corrupción desenfrenada, lo que trajo como consecuencia el sistema actual.

El sistema de pensiones nace para atender las necesidades del sector militar, para luego asumir todos los sectores que hacen vida productiva en el país. Con una población relativamente joven las aportaciones eran suficientes para satisfacer a las necesidades del sistema, pero al ir pasando el tiempo el sistema caminó hacia el derrumbe sistemático.

Se cree que para lograr la recuperación del sistema, hay que separar el sistema de pensiones del sistema de salud, pero para echar andar este último hay que realizar una inversión cuantiosa, lograr sanear la administración y trabajar con una eficiencia sin igual, para dar las condiciones de confianza al usuario, este salto debe ir hacia un sistema autofinanciable, que se desligue del aporte del fisco como único sostén económico, dado en que en ocasiones,




por inestabilidad de la economía se vean seriamente afectados esas contribuciones, repercutiendo de esa manera negativamente en los planes del sistema.

El sistema requiere ser vigilado para que funcione con eficiencia, pero en la práctica se tiene estos escenarios:

La vigilancia del trabajador por ser socio-aportante, pero lo intrincado del sistema lo hace impenetrable dada los tramites administrativos, lo que elimina a este supervisor y lo limita a solo la tramitación de su pensión sin que este muestre interés con lo que ocurra en la estructura del sistema.

La posible supervisión por parte de las agrupaciones sindicales se ve opacada con la sola preocupación de que el trabajador cumpla con los requisitos mínimos para el disfrute de su pensión.

La vigilancia por parte del estado se disipa por las múltiples funciones que le toca cumplir.

Y por último está el sector privado, pero este solo se limita a las aportaciones que les tocan dar.

En conclusión es un sistema carente de supervisión y del que los aportantes solo quieren que funcione sin que estos intervengan directamente.





Para el año 2000, si se cumpliera con lo previsto en la ley se era necesario 900 millones de dólares ó 600 mil millones de bolívares. Para cumplir con esa meta se necesitaría cumplir con el 100% de las aportaciones de la población económicamente activa (es decir, pleno empleo) y un aporte adicional de 300 millones de dólares. Eso evidencia que no se podría cumplir con la totalidad de los pensionados.

Otra manera de enfrentar la problemática es aumentar el monto de las aportaciones, pero solo retardaría el colapso del sistema si no esta acompañado de un plan y supervisión necesaria. Nuestro sistema de pensiones crece a un ritmo desenfrenado de casi 40% cada 5 años.

La única alternativa real es que cada trabajador tome conciencia, que al momento de su jubilación vera mermada enormemente los ingresos con los que contaba, y de no tener una entrada adicional estará en problemas económicos que empeoraran con el pasar de los años.

A pesar que en un principio, el jubilado cuenta con un capital relativamente alto, al no ser administrado de una manera eficiente este podría verse evaporado. Pero si los deja en un banco la inflación ira mermando ese monto disminuyendo así ese respaldo económico.







Si al comienzo de la experiencia laboral, el trabajador ahorrara un porcentaje de sus ingresos mensuales, paralelo a la seguridad social formal, este contaría con un capital adicional al momento de su jubilación. Para evitar que la inflación se coma esos ahorros, el trabajador podría tomar cursos de administración que le den las herramientas para multiplicar ese dinero. Por ejemplo con el monto de esos ahorros, más su acumulado de prestaciones sociales de cinco años, este podría invertir en la adquisición de un local comercial, o cualquier otro inmueble que se revalorice y además pueda alquilar obteniendo así un ingreso adicional.


Nuestro país tiene la ventaja que muchas de las áreas productivas no han sido desarrolladas en plenitud, tales como las comunicaciones en lugares lejanos ó el turismo, entre otras, dado la existencia de maravillas naturales tales como: ríos, lagos, montañas y muchas otras regiones que no cuentan desarrollo turístico apropiado. Como se puede ver hay muchas alternativas que pueden ser llevadas en paralelo de nuestra actividad laboral, es cuestión de prepáranos profesionalmente y organizarnos. Además tenemos la responsabilidad de enterar a nuestras generaciones futuras a la toma de previsiones para cortar así el espiral de personas que llegan a la condición de pensionado con escasos recursos y sin otra entrada adicional.



No hay que olvidar que……………

La Guayana Esequiba (también conocida como Territorio Esequibo o, en
Venezuela, Zona en Reclamación) es el nombre del territorio del macizo Guayanés comprendido entre el río Cuyuni y el río Esequibo, con una extensión territorial de 159.500 km² que la República Cooperativa de Guyana ha incorporado dentro de sus fronteras, (con excepción de la Isla de Ankoko anexada por Venezuela en 1966) y cuya soberanía es reclamada por Venezuela a nivel internacional por medio del Acuerdo de Ginebra (17 de febrero de 1966).
El nombre del
río Esequibo se deriva del apellido de Juan de Esquivel, lugarteniente de Diego Colón en las primeras décadas del siglo XVI. Diversos cambios fonéticos derivados de la pronunciación por indígenas y europeos son los responsables del cambio de grafía del término.
La inclusión del Territorio Esequibo dentro de los límites de
Guyana está establecida en su Constitución de 1980, reformada en 1996, que sostiene que:
"El territorio del Estado abarca las áreas que inmediatamente después del comienzo de esta Constitución fueron comprometidas en el área de Guyana junto con otras áreas que pudieren ser declaradas como parte del territorio del Estado por Ley del Parlamento."

Estas áreas son las que conformaban la colonia de Guyana Británica, antes de su independencia, para la cual la Gran Bretaña reconoció como límite occidente al Río Esequibo, cartografiado políticamente a su favor en 1938.
Por su parte,
Venezuela, declara en el artículo 10 de su constitución de 1999, que:
"El territorio y demás espacios geográficos de la República son los que correspondían a la
Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política iniciada el 19 de abril de 1810, con las modificaciones resultantes de los tratados y laudos arbitrales no viciados de nulidad."